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Noticias de Villanueva de Gállego

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Fuente de la Plaza

Fuente de la Plaza

Hasta 1934, y desde la Edad Media, Villanueva se abastecía directamente por la acequia de Candevanía, es decir el domingo los habitantes del pueblo recogían el agua que podían y la almacenaban para el resto de la semana en aljibes o depósitos caseros. El 29 de enero de ese año todo este viejo sistema cambió y fue sustituido por una extensa red de fuentes colocadas en lugares estratégicos y accesibles para los vecinos. Manantiales que eran suministrados gracias a un depósito capaz de recoger y elevar a un distribuidor, el líquido necesario. Otro de los logros sociales del momento fue la construcción de un lavadero municipal que evitara a las mujeres fregar en la acequia o bien en el rio Gállego, las obras se llevaron a cabo en el tiempo record de un año. 

Según recoge la prensa de la época gracias al empeño del entonces diputado Basilio Paraíso (hijo del histórico político aragonés regeneracionista) en ese día se inauguraron los depósitos municipales y la fuente de la plaza, en la que se descubrió una placa conmemorativa del acto y a cuyo honor se dedicó “A don Basilio Paraíso Labad, Villanueva de Gállego agradecida, dedica las obras de estos depósitos y fuentes”. 

Paraíso estuvo representado por su secretario particular, Santiago Archanco, quien fue recibido por el Alcalde villanovense León Guillén. En primer lugar se dirigieron a los depósitos «al lado derecho de la carretera y en una pequeña edificación, están instalados el motor y la maquinaria para la elevación del agua; al lado está el embalse de reserva, de cabida 1.500 metros cúbicos y a corta distancia, en una pequeña loma, un depósito regulador de 360.000» (el Tinajón). Prosigue el cronista diciendo; «El alcalde, el señor Archanco, el secretario del Ayuntamiento y algunas otras personas entraron en edificación a los acordes del himno de la República, interpretado por la banda de música. Se puso en marcha el motor y la maquinaria hidráulica cumplió desde aquel momento su cometido». Acto seguido la comitiva se dirigió de nuevo a la entonces “Plaza de la República” (hoy Plaza de España) donde fue descubierta la fuente y la placa, tras el discurso del Alcalde se sirvió un «lunch» en el Ayuntamiento donde «después de descorcharse el champan, el maestro nacional don Francisco Arilla López dirigió unas palabras» quien destacó las mejoras estéticas e higiénicas que han llevado por los sucesivos ayuntamientos en los últimos años, terminando el acto el señor Archanco. El secretario municipal, don Andrés García, destacó que el Ayuntamiento había cerrado el ejercicio anterior con un superávit de 54.000 ptas. que pensaban invertir en la construcción de aceras, también existía el proyecto de «reivindicación de fincas abandonadas». 

Mi abuelo, que fue concejal durante la República, me contaba que viajaron a Madrid una comisión para reunirse con el entonces ministro de Fomento, Álvaro de Albornoz, que les acompañó el dirigente Radical-Socialista Marcelino Domingo para hacer gestiones con el fin de realizar estas obras hidráulicas y que Paraíso les invitó a comer.

Todavía quedan en pié los viejos depósitos. A duras penas, y gracias a su fuerte muro de cemento, el Tinajón ha sido reconvertido en un proyecto de emisora local de radio, así como algunas fuentes públicas fácilmente reconocibles por ser de hierro forjado y poseer cierto color verdoso, en el frontal de la misma contienen un grabado que representan unos juncos, también se puede leer que están hechas en “Fundiciones Averly de Zaragoza”. Pero el símbolo de todas estas obras era la “Fuente de la Plaza” rara es la familia villanovense que no tenga una fotografía en este lugar y en las más diversas ocasiones, cuando dejó de cumplir su función primordial se convirtió en burladero para las vaquillas y en los años setenta del siglo XX, con la excusa del asfaltado de las calles y bajo el pretexto de que tenía numerosas filtraciones, la vieja fuente republicana fue derruida y es que hay cosas que no se perdonan.

* Fotografía de la inauguración de la fuente villanovense aparecida en el periódico “La Voz de Aragón” el 30 de enero de 1934 (pág.9)

Carlos Urzainqui Biel 19 de marzo de 2012 (Bicentenario de “La Pepa”)

Historia del Dance

Historia del Dance

Los dances, representaciones de moros y cristianos o del mal contra el bien, tienen sus antecedentes en las mudanzas de la Edad media y en los autos sacramentales del Barroco. Es precisamente en este último período cuando adquieren muchas características que han poseído hasta hace unos años y que los hacen actuales. El Dance y más concretamente el rito que rodea a esta representación, no es sino una forma de control social, desde el poder que representaba la Iglesia, así como adoctrinamiento moral. No obstante estas manifestaciones tradicionales se representaban ante el Santo patrón o en las Fiestas mayores de la localidad es decir, cuando mayor era la afluencia de fieles a los actos religiosos y populares. Todavía se recuerdan en Villanueva los llamados “dichos” del Dance, estribillos dirigidos generalmente a hombres y en los que se ponía en evidencia su forma de ser, comportarse o simplemente sus defectos o virtudes:

“Fuiste a festejar,

y te dieron tal calabazón,

que bajaste pol Puente ancho,

Cantando el Kirieleison”

Parece ser que estos versos iban dirigidos en especial a personas jóvenes o a los “quintos” que ese año marchaban al servicio militar, quisiera añadir que se trata de pequeñas piezas literarias que reflejan además el pueblo, las costumbres y la sociedad de su época. En el programa de fiestas en honor a las Santas Reliquias correspondiente al año 1872 se cita la “Llega” y “los danzantes”. Más detallado es el correspondiente a 1908 donde se habla de ellos en al menos dos ocasiones:

1º Día: Función religiosa, dance y baile, mañana y tarde

2º Día: Dance y baile en la plaza, mañana y tarde.

3º Día: Vaquillas, mañana y tarde. Bailes por la noche.

4º Día: Corrida de pollos y baile por la tarde y noche.

Se acuerda también comprar ocho roscones para los que lleven las peanas y subvencionar a los músicos con la cantidad de ciento sesenta pesetas, los cuales vienen obligándose a tocar desde la víspera hasta el cuarto día por la tarde, asistiendo a la misa, procesión y rosario para dar mayor realce a los actos. Estableciendo lo que se ha de dar a los corredores como viene sucediendo de costumbre inveterada; al ganador 7 ptas. con 50 cts., al segundo 5 ptas. y al tercero 2 ptas. con 50 cts. «Haciéndose a continuación otra corrida de pequeños dando al primero tres pesetas, al segundo dos y al tercero una» (éstas carreras solían ser de entalegados). «Así mismo se acordó que se avise a vecinal para retirar las piedras del camino del Prado y que se cite a los casados para que el viernes próximo limpien las calles de la población como costumbre de siempre».

No se sabe a ciencia cierta qué año fue el último en que se representó, aunque parece ser que fue hacia los años veinte del siglo pasado. Si se conoce que había un mayoral, un rabadán, un demonio, un ángel, un capitán moro y otro cristiano, así como ocho ejecutantes. Poco más queda de aquel tradicional "paloteao" que los célebres dichos que se recitaban el último día de las Fiestas y que eran esperados por toda la población. También se conservan algunas partituras pero parece que éstas son de los años cincuenta.

La fotografía que me ha cedido Eva Gaspar Esteban corresponde a los quintos de 1930, en ella aparecen algunos integrantes de la comparsa con la cara pintada, a modo de "mascaruta", es posible que sea una reminiscencia del Dance y que en esta representación algunos de sus integrantes aparecieran de esta manera representando el bien o el mal.

Carlos Urzainqui Biel 29 de febrero de 2012.

Nacimiento artístico de Miguel Fleta

Nacimiento artístico de Miguel Fleta

El ser humano no elige donde nace, sino donde muere, digo esto porque no soy muy amigo de grandes reivindicaciones sobre natalicios, ni tampoco de los lugares en los que nos sorprende el ultimo día, sin embargo quisiera reconocer que Miguel Fleta nació artísticamente en Villanueva de Gállego un día a finales de septiembre de 1917. Como todo el mundo sabe, Miguel Burro Fleta vino al mundo veinte años antes en la localidad oscense de Albalate de Cinca, provincia de Huesca, más exactamente el 1 de diciembre de 1897, Hijo de Vicente y María y era el pequeño de una familia compuesta por catorce hijos. Las necesidades de supervivencia hicieron que el joven Miguel comenzara a buscar trabajo fuera de su hogar desde joven y esta circunstancia le llevó hasta la huerta de Zaragoza, donde ejercía como jornalero en las numerosas torres que se encontraban en los términos de Cogullada, Cascajo y San Juan de Mozarrifar.

Cuentan los más viejos de la zona que destacaba entre todos por su voz y se dice que durante las faenas agrícolas le solían dar “una perra gorda” por canción para que les animara. Llegó a oídos de “Miguelón” que el Ayuntamiento de vecino pueblo de Villanueva de Gállego organizaba un «Concurso de bailadores y cantadores de Jota» durante las Fiestas de las Santa Reliquias que se celebraban el último domingo de septiembre, la idea de participar y de actuar ante el entonces popular jotero Romualdo Arana le estimularía para acudir a este pueblo, además de poder demostrar sus habilidades. En Villanueva tenía amigos y con ellos pasó las fiestas cantando en las “peñas” (que ya las había entonces) y bodegas de la localidad, hasta que llegó la hora del concurso. La leyenda dice que lo hizo afónico, que Sansón se enfadó porque no le dieron el primer premio y también lo contrario, es decir, que le querían dar el primer premio al de Zuera y este reconoció que Fleta lo había hecho mejor y que Miguel Asso, que formaba parte del jurado, se ofreció a enseñarle los misterios de la jota, todo esto no hace sino mostrar lo impactante que fue para los villanovenses su presencia en el pueblo.

Me dice Ernestina Galindo, nieta de Romualdo Arana, que antes de iniciar su actuación, el joven Fleta se dirigió al ya maestro jotero para solicitarle trabajo a cambio de que le enseñara a cantar, Arana le contestó que primero actuara y luego “ya veríamos”. Miguel cantó en la entonces Plaza de la Constitución (hoy España) y dejó a todos sobrecogidos con su voz, una vez concluida su intervención se dirigió a Romualdo y este le dijo “llegarás donde yo no he podido y si te dedicaras a la jota te echarías a perder”, en ese momento comenzó la vida artística de Miguel Fleta. Cuenta Fernando Solsona que se encontraba presente Miguel Asso, quien le anima a presentarse al certamen del Pilar. En noviembre se trasladará a Barcelona donde conocerá a Luisa Pierrick, quien sería la mujer de su vida tanto artística, profesional y sentimentalmente. Lo demás forma parte del mito y la historia de este tenor aragonés que me atrevería a decir, se anticipó a los actuales divos que “hacen a todo” pues Fleta, como los tres tenores, lo cantó todo. 

Para terminar quisiera completar lo que fue el programa de Fiestas de las Santas Reliquias de ese año 1917: «Reparto de bonos de una pesetas a los pobres de la localidad, adquirir seis cabezudos nuevos, funciones religiosas como de costumbre, corridas de pollos, fuegos artificiales» y el consabido concurso de jota en el que no se establecen premios.

* Fotografía (por cortesía de Francisco Royo Morte): Grupo de Villanovenses hacia 1927: en la parte superior de la fotografía y de izda. a dcha. (1) Ricardo Morte, (3) Mariano Miraverte. Inferior: Enrique Morte y con la guitarra el veterinario Bernardo Aguilar.

Carlos Urzainqui Biel, 14 de febrero de 2012

Bienvenido Mister Franco

Bienvenido Mister Franco

Recojo esta noticia publicada en el diario del Movimiento, Amanecer correspondiente al día 23 de junio de 1953, A las «diez y cuarto de la mañana, aproximadamente» inició Francisco Franco su visita a los pueblos nuevos de Ontinar y El Temple. Al paso de la comitiva por Villanueva de Gállego fue recibido por toda la población y autoridades que se hallaban en la carretera que atraviesa la localidad. Los balcones y fachadas lucían banderas y colgaduras mientras que a la entrada del pueblo se alzaba un arco confeccionado con ramajes y adornado por los alumnos de las Escuelas, con la siguiente inscripción: «Villanueva de Gállego saluda a su ilustre Caudillo». Algo similar se produjo al paso de la comitiva por Zuera, también profusamente engalanada a todo lo largo de la carretera, donde se apostaron dos filas de gente de todas las edades «deseosas de poder contemplar el paso del Generalísimo y demostrarle su adhesión y afecto». Cuentan las malas lenguas que el coche del Dictador, a su paso por Villanueva, sufrió un pequeño accidente; “una de las ruedas del vehículo oficial o bien pinchó o bien se salió de la llanta” no es segura esta afirmación y tampoco sé si este dicho es muy común a otros lugares de España, pero en Villanueva ha calado el suceso como histórico y se afirma con carácter vehemente. Otras versiones dicen que alguien, movido por su afán franquista, se abalanzó sobre el automóvil del Jefe del Estado, lo que casi le produce un susto no a Franco, sino a quien arriesgó su vida por saludarle.

La noticia se hace eco de la inauguración de los llamados “pueblos nuevos” de la Violada, gracias a los regadíos de Bardenas. El acontecimiento fue resaltado por el Régimen como un acto de consolidación del mismo y de su Generalísimo, así como un ejemplo del modelo de sociedad que propugnaba el Franquismo. A Ontinar del Salz también asistió una delegación villanovense con una pancarta que rezaba: «La Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos y el pueblo de Villanueva de Gállego saluda a su Caudillo».

Otra anécdota que se cuenta dice que el día anterior al paso de Franco por el pueblo se celebró en Villanueva la “Fiesta del pedal”, que venía a ser un encuentro de ciclistas que recorrían los alrededores de Zaragoza (más o menos como ahora). Para aprovechar la circunstancia el arco, que se levantó para saludar al Caudillo, se puso un rótulo en esta ocasión para saludar a los ciclistas que pasaron «una jornada inolvidable» tal como recoge el mismo periódico Amanecer en la fecha que la noticia anterior. 

La fotografía del mencionado arco fue publicada en el libro Un lugar en la huerta, así que en esta entrada incluiré otra no menos interesante. Se trata de una cuadrilla de jóvenes villanovenes, con las mulillas en la plaza del pueblo durante las Fiestas, sobre las caballerías se aprecia la bandera española con el lema; “Una Patria, un Estado, un Caudillo” traducción de la consigna nazi “Ein Volk, ein Reich, ein Führer” (Fotografía: gentileza de Pedro Orobia Sarto).

Carlos Urzainqui Biel, 4 de febrero de 2012

Royo del Rabal

Royo del Rabal

Pedro Nadal y Auré (el Royo del Rabal) había nacido en el zaragozano barrio del Rabal el 23 de octubre de 1844. Protegido por don Jorge Jordana Mompeón entro a trabajar en el Sindicato de Riegos de la acequia del Rabal, llegando a ser azutero o guarda del Azud junto al rio Gállego y por tanto muy vinculado con Villanueva de Gállego, pues estaría sin duda en contacto directo con la población por razones laborales. Es fácil suponer que durante las épocas de limpieza de las acequias, el Royo cantara alguna de sus tonadillas para animar a los trabajadores.

No se conservan grabaciones de su voz pero quienes le conocieron dicen que sus facultades eran excepcionales. Se cuenta que en 1883 cantó en Zaragoza Julián Gayarre a quien ofreció una serenata el Royo, llegando en su realización a alcanzar un «re» sobreagudo; nota dificilísima de obtener por un tenor. Pedro se convirtió en imprescindible en cualquier fiesta o celebración donde interpretaba sus fieras, rondaderas, femateras y rabaleras. Con tal asiduidad abandonaba su puesto de azutero que en cierta ocasión, estando cantando en algún pueblo de los alrededores, alguien denunció ante el Sindicato que el azud estaba abandonado y personándose los guardas en la torre multaron al Royo con cinco duros de plata, seguramente este es el origen de la copla que dice:

Ya llevan prisión

al Royo del Rabal

no lo llevan por ladrón

que lo llevan por tronera

 Aunque se dice que fue acusado falsamente de un crimen producido cerca del Azud y otros que fue perseguido por sus ideas republicanas, lo que no fue óbice para disfrutar del favor de Alfonso XII a quien cantó, junto con su “Rondalla de Zaragoza” el día de su boda con la reina Mercedes, una copla que le oí recitar muchas veces a mi abuela:

Quieren hoy con más delirio

A su Rey los españoles,

Pues por amor se ha casado

Como se casan los pobres”

Pedro fue un hombre muy popular y querido, sobre todo tras la epidemia de cólera de 1885 cuando animaba a los afectados con sus jotas, pero quizás desengañado o tocado por los sucesos que marcaron su vida, se retiró en 1895 para morir en la parroquia de San Felipe de Zaragoza en 1904 a los 59 años de edad. El Royo del Rabal, con su estilo particular, exasperó a los puristas del momento pero, en opinión de los expertos era único. Actuó ante grandes personajes españoles como los mencionados Alfonso XII, que en cierta ocasión lo invitó al Palacio Real, el general Primo de Rivera o los ministros González Bravo y marqués de Orovio y llevó la jota por muchas ciudades españolas (hay que señalar que en esta época no existían los certámenes, que comenzaron en 1892 y que la reputación de un jotero se medía por este tipo de actuaciones). Dejando entre los aragoneses una legendaria leyenda y estilo en el canto regional que nadie ha igualado. Quizás entre las dificultades que tuvo en su vida se encontraran las frecuentes rivalidades de los artistas del momento, muestra gráfica de ello es sin duda esta copla:

Cantaba en el Puente de Piedra

El Royo del Rabal

Y el tuerto de las Tenerías

Se le quería apoderar

Villanueva fue sin duda escenario de muchas rondas de este inolvidable intérprete de nuestro canto regional ya que, entre el vecindario todavía se recuerdan algunas de sus coplas que hoy se recogen en esta entrada.

* Fotografía: Torre del Azud donde vivió Pedro Nadal Auré, “el Royo del Rabal”

 Carlos Urzainqui Biel 22 de enero de 2012

Casino de arriba

Casino de arriba

Si la Unión Villanovense era el “Casino de abajo”, el casino “La Unión” era a su vez el Casino de arriba o “el de la carretera”. El centro de sociabilidad de “las derechas” lo era de influencia social-cristiana, no obstante su nombre se completaba con el de “Divino Salvador” y socio preeminente del mismo era el mismísimo curra párroco, quien aprovechaba las visitas a Zaragoza para realizar todo tipo de portes con destino a la entidad. En una nota publicada en Heraldo de Aragón el 8 de enero de 1907, dentro del apartado “La Región”, de dice: «En la tarde de ayer, para cumplir con lo que el reglamento del Casino ordena, tuvo lugar la Junta General ordinaria para la aprobación de las cuentas generales de la Sociedad. Dando Lectura de una preciosa Memoria, leída por el dignísimo presidente de la entidad D. Tomás Alvira y acto continuo se procedió a la elección de la nueva junta para el presente año, la que quedó constituida de la siguiente manera; Presidente, D. Mariano Morte. Vicepresidente, Florencio Laboreo. Tesorero, Narciso Vera. Secretario, D. Casimiro Querol y vocales: Mariano Artal, Domingo Sabaté y Pascual Monzón». Firma la nota el médico de la localidad Julián Vililla.

 

Según me contó un antiguo socio del Centro, generalmente la junta saliente proponía a los socios los miembros que cubrirían las vacantes y lo normal era que los concurrentes a la asamblea asintieran su conformidad, sin votación alguna. Tras la reunión de la General (que coincidía siempre con el día de año nuevo) los asistentes a la misma eran invitados a tomar una consumición “gratis”, siempre que fuera similar a la que tomaban habitualmente acompañados por la banda de música local que amenizaba el vermut. La Unión pertenecía al Sindicato Agrícola Divino Salvador, durante la II República pasó a llamarse “Sindicato Agrícola Republicano” aunque no perdió su influencia católica y en 1944 se refundó bajo el nombre de Cooperativa Agrícola Divino Salvador, que todavía perdura aunque los salones del Casino cerraron hace años.

 

En el registro de Gastos Generales y Sueldos del la Sociedad aparecen anotados los pagos mensuales efectuados por la celebración de sesiones de baile, que eran organizados por una junta creada al efecto. Había conciertos todos los meses del año, celebrándose preferentemente en domingo y se organizaban veladas extraordinarias en Carnaval y Fiestas de las Santas Reliquias. Durante éstas, el Centro contrataba una orquesta procedente de Zaragoza. En el salón no había ningún tipo de calefacción. Era grande con un escenario debajo de la terraza del Casino, que era donde tocaban los músicos, alrededor estaban situados bancos corridos, que era donde se sentaban los padres a controlar. En cierta ocasión, durante la República, los músicos de Zaragoza hicieron huelga y debieron recurrir a un ejecutante de Peñaflor, pero el Gállego bajaba crecido y no pudo atravesar el Pontón, con lo cual no pudieron hacer baile con la consiguiente burla de los del “Casino de abajo”: Ya en la Guerra Civil se organizó algún baile para los jefes y oficiales que estaban destacados en Villanueva, especialmente italianos y  ni que decir tiene La Unión se convirtió en estafeta de todo lo que ocurría en el frente.

Durante la posguerra los salones de este centro sirvieron también como vestuario del equipo de futbol local, también fue escenario de las recepciones que llevaba a cabo el régimen franquista y lugar de reunión de la sociedad villanovense (aunque algunos viejos republicanos se negaron a ir a este lugar). Los salones del Casino permanecen hoy día cerrados y seguramente vacíos, al igual que la vivienda del conserje, tan solo se utiliza el viejo salón de baile como lugar de ensayos para la banda, el mismo sitio en el que durante los años setenta del siglo XX estuvo ubicado el Club Juvenil San José.

 

* Fotografía: Edificio del Casino de la Unión.

Carlos Urzainqui Biel, 6 de enero de 2012

Joaquín Costa y la Unión Villanovense

Joaquín Costa y la Unión Villanovense

Hace unas entradas hablé sobre Domingo Buisán Pérez, quien durante sus estudios en Madrid coincidió con Joaquín Costa. Hacia 1880 Costa está en Madrid para dar clases en la cátedra de Historia de España y Derecho Administrativo que le había sido arrebatada cinco años antes. Durante esa época dirigirá el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, tendrá un trato directo con sus alumnos asistiendo con ellos a museos, fábricas e instituciones públicas etc., a la vez que abrió despacho de abogado ejerciendo como tal hasta 1888, pasando esta época de su vida por ser una de las más activas de su existencia.

Bien en la Institución Libre de Enseñanza, bien en la Universidad Central, de confirmarse el encuentro entre el ya consolidado por entonces pensador aragonés y el joven estudiante de Derecho villanovense, estaríamos ante una relación profesor-alumno o mejor dicho maestro-discípulo. De llevarse a cabo esta coincidencia, la Unión Villanovense no sería un elemento más del engranaje regeneracionista de la época, sino la obra de un discípulo de Costa o trasmitida por un discípulo del propio Costa. Un “sembrador de ideas” tal como titula su artículo Cristóbal Gómez Benito en el Catálogo de la Exposición Joaquín Costa: Fabricante de ideas, que se mostró en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza entre marzo y junio de 2011. Ideas que son recogidas por sus alumnos y que éstos las transmiten en su entorno más inmediato.

Ese Costa pensador y reformador social que evoluciona desde la filosofía del derecho a la sociología, con una preocupación por la políticas concretas, lo que le valió en muchas ocasiones el injusto calificativo de populista o arribista. Sin embargo, pretende ser conciliador entre la tradición y la modernidad, entre el conocimiento científico, los adelantos técnicos y la sabiduría popular. Una lectura del testamento de los Hermanos Buisán refleja a la perfección todo este pensamiento costista; donan sus bienes a una sociedad laica, republicana en al que existen miembros tanto anarquistas y socialistas, como radical-socialistas, pero dejan encargadas misas en su memoria. Facilitan el acceso a la sanidad y premian la educación como méritos para el futuro, pero recurren para subvencionar los recursos económicos necesarios para llevar a cabo los fines de su fundación al tradicional sistema del arrendamiento. La propia Unión Villanovense huye de las tensiones políticas en que vive la República, sobre todo a raíz de los acontecimientos de octubre de 1934 cuando fue clausurada por primera vez la Junta Directiva decide «tomar medidas eficaces pues el Casino "Unión Villanovense" estará expuesto a que lo cierren definitivamente» por todo lo cual «se ven obligados» a dar de baja a cinco socios y, acto seguido exponen «Queda terminantemente prohibido, el hablar de política, hacer apología de la violencia en cualquiera de sus formas, repartir periódicos, revistas etc. salvo los que tenga la Sociedad y el quebrantar esta disposición llevará consigo la expulsión de la Sociedad». El Sindicato por tanto huye de todo aquello que signifique revolución. Este punto es importante porque en el año 36 sus miembros fueron acusados de marxistas y clausurados sus locales, todavía la gente mayor defiende que esto no era cierto, quizás sabían lo que no eran pero desconocían de donde venían.

 No cabe duda que el ideario costista fue calando profundamente en la sociedad rural aragonesa hasta hacerlo inherente a sus aspiraciones colectivas, quizás por eso queda diluido en el tiempo y en muchos lugares esta “siembra de ideas” que fue fructificando de manera aislada e inconexa, pero en el caso que nos ocupa se puede decir que existe una relación, más o menos directa entre la utopía costista y la realidad de un sueño que fue la Unión Villanovense.

Carlos Urzainqui Biel, 26 de diciembre de 2011: Extracto de la comunicación presentada el 12 de diciembre de 2011 en el Congreso El renacimiento ideal: La pedagogía en acción de Joaquín Costa.

* Fotografía: Solar de la Unión Villanovense, antes de su restauración.

Las vaquillas

Las vaquillas

Las vaquillas son el acto no religioso más importante de las Fiestas en Villanueva de Gállego, en ellas no solo se demuestran habilidades frente al animal, sino también se producen encuentros, reencuentros y conocimientos. Antiguamente los mozos del pueblo iban a esperarlas a “las Heras” más concretamente al “pozo del Buro” situado a la entrada de la actual calle Zaragoza y a la altura del Polígono industrial San Isidro, desde allí las trasladaban a la plaza, ¡como en Sanfermines!, donde eran encerradas en algún tiempo en la “media naranja” que es la zona que hoy ocupa el Altar Mayor y crucero de la Iglesia parroquial, (la imagen que acompaña esta entrada está captada en ese lugar), en el huerto del cura o en los patios de las Escuelas. Otra cuestión es el origen del encierro o, como se decía en los programas de Fiestas durante el Franquismo “Desencajonamiento de reses bravas que se lidiarán por la tarde” (como siempre me recuerda mi amigo Jesús). Se cuenta que en Ejea de los Caballeros durante la ocupación francesa, llegó a la localidad un destacamento napoleónico en busca de abastecimiento, los ejeanos se escondieron y dejaron entrar a los gendarmes por las calles del pueblo. Una vez dentro los invasores, los del lugar cerraron las puertas de la Villa y soltaron los toros que estaban encerrados en los corrales del Ayuntamiento, causando entre los franceses primero sorpresa y después pánico al no poder escapar y ser corneados por los animales, se dice por tanto que la costumbre de soltar las vaquillas por las calles, que previamente se han cerrado, tiene su origen en esta singular batalla.

El centro de atracción del espectáculo era, hasta hace unos años, la plaza mayor, en este lugar se efectuaban las faenas y demostraciones de los aficionados que iban desde matar un novillo a las típicas suertes de “recorte”. Antiguamente se utilizaban como burladero “los carros”, esta costumbre perduró hasta hace unos años, los puestos en la plaza se adjudicaban por sorteo y tradicionalmente se colocaban el Domingo de las Fiestas por la tarde, tras el Rosario. En cada remolque se colocaba la familia propietaria del mismo, sus invitados y público en general.

Pero las “vacas”, antiguamente, no solo tenían una trascendencia social, sino también económica e incluso política. Si el año había sido malo, en esas Fiestas no se celebraban este tipo de espectáculos, si había sido regular un día y si había sido bueno, entonces se tiraba el pueblo por la ventana. En 1908 por ejemplo tan solo hubo un día de vaquillas «gratificar a la comisión de vaquillas por la lidia de un toro». En 1925, el lunes de las Fiestas se corrieron «dos vaquillas como prueba para los afanados diestros que han firmado sus compromisos bajo la dirección del valiente novillero, hijo de este pueblo, Saulo Ballesteros (Herrerín). A las tres de la tarde primera corrida de vaquillas de la acreditada ganadería de Vizarra». Sesión que se repetiría el martes siguiente.

El Casino Republicano, con motivo de las Fiestas patronales de 1905, aportó 10 ptas. para «ayuda de las vaquillas que los mozos de esta localidad se proponen traer para el segundo día de las fiestas». En el Acta correspondiente al Pleno del Consistorio donde se aprobaron las fiestas de ese año, no existe mención de vaquillas lo que hace suponer que este festejo en ese año no se celebraba por iniciativa municipal. Durante la Guerra Civil, el llamado “Casino de arriba” organizó para los soldados algún espectáculo de vaquillas en la plaza y, una vez concluida la contienda los jóvenes villanovenses que habían vuelto de la guerra, lo celebraron en las Fiestas de ese año matando un novillo en la plaza, según me contó en su día José Salafranca Sarto.

* Fotografía: por generosidad de Victorio Vicente y Angelina Gaspar

Carlos Urzainqui Biel, 8 de diciembre de 2011

La torre vieja

La torre vieja

De todas las entradas que llevamos publicadas todavía no hemos hablado de la popularmente llamada “torre vieja” o como dicen algunos “torre mudéjar”.

La vieja torre parroquial de la iglesia del Salvador se levanta en el centro de la plaza de España de Villanueva de Gállego, rodeada por el moderno templo religioso y el Ayuntamiento. El edificio estaba ubicado en el atrio de lo que fue la antigua iglesia y por él se accedía al coro y a la sacristía, aunque la mayoría de los villanovenses han conocido en su lugar una casa donde estuvo muchos años ubicado el bar “España”.

La parroquia se comenzó a construir en el siglo XIII, pero no fue hasta finales del XVI cuando se levantó la torre, al menos así se cita en los libros parroquiales cuando indican que en 1600 poseía tres campanas, una de las cuales era firme.

A mediados del siglo XX, Francisco Abad Ríos realizó un catálogo a modo de inventario, de los restos religiosos que existían en Aragón. Incluyendo por supuesto esta construcción a la que describe como un edifico de planta cuadrada, con tres cuerpos y de estilo mudéjar gracias a su decoración formada por rombos de ladrillo resaltado. La última restauración le arrebató el viejo reloj y el tejado a doble vertiente fue sustituido por otro piramidal, rematado por la bola del mundo y sobre ésta una cruz. 

Las cuatro caras que componen su estructura se conservan en buen estado, a pesar de que en la base existen problemas de humedad. Los lados norte y oeste han sido restaurados en los últimos años, mientras que el resto del edificio está a la espera de completar el proceso. La torre es toda ella de ladrillo y en su primer tramo, que ocupa casi la mitad de la estructura, es completamente liso a excepción de un pequeño remate final compuesto por una pequeña estructura ajedrezada, que rompe la monotonía del paño y sirve de transición a la parte superior. Un dintel separa este primer tramo del segundo, subdividido a su vez en dos partes. El plano inferior se compone de un lienzo cuadrangular dividido por figuras romboidales, cuadrado que aparece en tres de las cuatro caras, la occidental es completamente lisa y daba a la iglesia. En esta vertiente se puede apreciar un gran arco de medio punto que rodea la entrada al Coro, así como restos de lienzo del antiguo templo religioso. El tramo superior está compuesto por dos arcos de medio punto por lado de torre, sumando en total ocho oquedades. Esta segunda parte también está rematada por una estructura adintelada, de mayor tamaño que la inferior, en forma de dosel y compuesta por pequeños pináculos triangulares invertidos, al igual que la anterior. El tramo final está compuesto por ocho grandes arcos de medio punto, dos por lado, y está rematado por un alero de ladrillo con dentículos que soportan la techumbre. 

En conjunto se trata de una construcción sencilla pero peculiar, ya que su diseño no corresponde al modelo «alminar» prototipo mayoritario en construcciones de este estilo, sino a otras similares como la de Poleñino. Por otro lado su fábrica es proporcionada, equilibrada y sin recargamiento decorativo.

Como toda construcción abandonada tuvo sus misterios. Una leyenda decía que en su interior habitaba una lechuza que cuando ululaba por las oquedades de las campanas, presagiaba un fallecimiento próximo. Un hermano de mi abuelo me contó en cierta ocasión de hubo un sacristán que se dedicaba a asustar a los transeúntes nocturnos desde la torre.

* Fotografía: Torre vieja de Villanueva de Gállego (Gerardo Sancho Ramo) 

Carlos Urzainqui Biel 14 de noviembre de 2011

Recordando la Venta de Coscón

Recordando la Venta de Coscón

La conocida por Venta del Coscón se situaba hasta hace unos años, a la altura del kilómetro 10 de la Carretera que une Villanueva de Gállego con Castejón de Valdejasa. Ubicada en el fondo de “la val”, se trataba de un viejo caserón que había sido propiedad de Leonor Salas Ruiz (benefactora de las torres del Pilar que dan al Ebro). Consistía el conjunto constructivo un cuadrado de tres alturas, rodeado por corralizas que daban a un patio abierto, en el que se encontraba un pozo. En la planta baja del edificio principal había graneros, cocinas y almacenes, en el intermedio una amplia vivienda y en el superior habitaciones. En su parte posterior todavía se conserva una gran balsa que recoge las aguas procedentes del Castellar, las Fajas y Vallones. En cierta ocasión leí que en este edificio se inspiró Cervantes para un episodio del Quijote, “aquél en el que el Hidalgo y su escudero, tras salir de las tierras del Duque y ser arrollados por una manada de toros, encuentran refugio en una venta donde tienen conocimiento de la versión de Avellaneda, tras lo cual deciden no entrar en Zaragoza. La casona fue expropiada por el Estado en 1973 para incluirla dentro del campo de maniobras de San Gregorio, en cuya entrada noreste se encuentra, siendo arrasada posteriormente. Parece ser que por los asaltos indiscriminados que sufría continuamente.

 

En un lugar próximo, protegido por las lomas del Vedao, se encuentran las ruinas conocidas por El Santuario. Los restos de esta edificación que permanecen en pie son tan solo dos paredes. No debió ser de gran tamaño por las características del terreno (se encuentra en una ladera). Hoy solo se puede apreciar el arranque de dos arcos de medio punto adosados a la pared de piedra y adobe. Hace unos días Ricardo Cecilio Villar, que nació en la Venta, me preguntó por la antigüedad de la misma. Pues bien es casi seguro que la Venta de Coscón se levantara sobre una statione o una mutatione romana. Es característico de estas construcciones los tres elementos descritos (venta, santuario y balsa), además se encuentra en la vieja calzada de las Cinco Villas y aproximadamente a media jornada de Zaragoza. Respecto de los primeros datos escritos de los que se tiene noticia de esta construcción, hay que remontarse al siglo XVI.

Los romanos tenían un detallado reglamento sobre las infraestructuras públicas con un sistema de postas y correos con relevos permanentes. Había mansiones (habilitadas para el hospedaje de una noche), mutatione (lugares de relevo de correo o monturas) y statione (destacamentos de vigilancia). Existían también disposiciones limitadoras sobre el peso de los carros y enlaces semafóricos mediante señales ópticas. Las distancias promedio solían ser entre 10 y 20 Km.

 

* Fotografía: Día de fiesta en la Venta Coscón, gentileza de Araceli Sanagustín Cecilio.

Carlos Urzainqui Biel, 5 de noviembre de 2011

Banda del Tío Evaristo

Banda del Tío Evaristo

El sábado 19 de octubre de 1912 se celebró en el teatro Pignatelli de Zaragoza el Certamen oficial de Bandas “Fiestas del Pilar” apadrinado por el industrial chocolatero zaragozano Joaquín Orús. La prensa destacó el completo éxito del mismo, así como la completísima preparación de las bandas participantes, según dicen las crónicas:

«El éxito es mayor porque en el desarrollo de la fiesta tomaron únicamente parte las rondallas y bandas regionales, éstas agrupaciones simpáticas, estudiosas, compuestas de hombres del campo en su mayor parte, los cuales dedican al estudio de la música los ratos que les queda libre por la noche después de doce o catorce horas de rudo trabajar en las faenas agrícolas»

El certamen estaba dividido en dos partes. La primera consistía en la interpretación de una partitura obligatoria, compuesta por Francisco Agüeras y, titulada “Concurso Orús” (en honor al mecenas). La segunda era la ejecución de una obra de libre elección. A partir de las tres de la tarde inició el certamen de bandas. Además de la banda de Villanueva, en su categoría participaron las de Encinacorba, Pedrola, Calatayud y Borja.

Encinacorba: integrada por veinticuatro músicos y dirigida por Luis Pérez del Corral, interpretó como libre elección Caballería rusticana, Preludio y siciliana, de Mascagni, siendo despedidos con un fuerte aplauso. Pedrola: integrada por diecinueve músicos y dirigida por Saturnino Sancho, interpretó La Africana de Meyerbeer. Calatayud: integrada por veintiséis músicos y dirigida por Tomás Castejón, ejecutó admirablemente Molinos de Viento, fantasía de Pedro Luna. Borja: integrada por dieciséis músicos y dirigida por Valero Lajusticia, ejecutó la Obertura Cómica de Vela.

Villanueva de Gállego: integrada por diecinueve músicos y dirigida por Evaristo Bernal interpretó de libre elección, Recuerdos de Archena “capricho”, de Marín «que los de Villanueva bordaron primorosamente entre clamorosas ovaciones del auditorio». Cuenta la leyenda que en un momento de la interpretación, estaba tan acalorado el director que se le fue la batuta y dio a parar contra una bombilla del atril, que se fundió.

Muy claro lo tuvo el Jurado, pues a los cinco minutos de concluido el Certamen emitió su fallo:

-  Primer premio, 500 ptas. en metálico, medalla de oro y diploma para la Banda de Villanueva de Gállego. Concedido por unanimidad, su triunfo fue indiscutible.

-  Segundo premio, 300 ptas. en metálico, medalla de oro y diploma para la Banda de Encinacorba.

-  Tercer premio, 200 ptas. en metálico, medalla de oro y diploma para la Banda de Calatayud.

Así mismo el Jurado creó dos accésits de 100 ptas. cada uno para las bandas de Pedrola y Borja. Como recuerdo, a cada director le fue entregado un objeto de arte.

* Fotografía: Banda del Tío Evaristo hacia 1912, cesión hecha por Isabel Irache Miravete, nieta de uno de los integrantes de la misma.

 Carlos Urzainqui Biel, 28 de octubre de 2011

Visita del Arzobispo Soldevila a Villanueva

Visita del Arzobispo Soldevila a Villanueva

Hubo un tiempo en que la visita de un obispo a una localidad era todo un acontecimiento; se engalanaban las fachadas, las autoridades en pleno salían a recibirlo a la entrada del pueblo y la banda de música lo acompaña hasta la iglesia parroquial. El Heraldo de Aragón en su edición del 10 de diciembre de 1905 recoge la Visita pastoral a Villanueva de Gállego del entonces Arzobispo de Zaragoza, Cardenal Juan Soldevila, quien llegó muy madrugador, a las nueve de la mañana, procedente de la vecina Zuera, como dice la crónica, “con la debida antelación salieron a recibirle el cura párroco acompañado de todas las autoridades locales, comisiones pertenecientes a todos los gremios, los niños de ambas escuelas con sus correspondientes estandartes y custodiados por sus celosísimos maestros; Don Tomás Alvira (Belzunce) y Doña Dolores Peguero”, así como todo el vecindario en masa y que se hallaba congregado, aguardando la llegada de tan ilustre viajero. 

“Una vez divisado por la multitud el coche que le conducía y hecha la señal convenida, echáronse las campanas al vuelo”. La banda de música, que se hallaba entre la concurrencia, entonó la marcha real y entre los estruendosos ¡vivas! de los vecinos, descendió el purpurado de su carruaje, «saludando con gran alegría y contento a todos los que de manera tan satisfactoria le estaban esperando».

Uno de los niños de las escuelas, llamado Julián Vililla, que más tarde también sería párroco de Villanueva, “ante la presencia del ilustre prelado, pronunció un bonitísimo y sentido discurso de bienvenida” (la noticia la firma su padre, que era el médico del pueblo) y acto seguido se puso en marcha toda la comitiva en dirección al templo parroquial, “donde había de celebrarse el grandioso acto del Sacramento de la Confirmación”. Escribe el corresponsal que la iglesia era incapaz para contener la muchedumbre que allí, habíase congregado para la ocasión (precisamente el entonces cura de la localidad se había quejado unos años antes de la poca devoción existente en Villanueva).

De nuevo sonó la Marcha Real a cuyos acordes hizo su entrada el obispo, bajo palio, en la iglesia y, una vez celebradas las ceremonias procedentes, Don Juan dirigió una hermosa plática, «digna tan solo de los labios que la pronunciaban» a la numerosa concurrencia y «en la que no cabía que apreciase mejor si la sabia doctrina de la misma nos dictaba o la sencillez y ejemplos prácticos con que la exponía y que hicieron al terminar, que la muchedumbre de los fieles prorrumpieran en estruendosos vivas al prelado».

Acto seguido se procedió a administrar el Sacramento de la Confirmación aproximadamente «a 500 individuos de ambos sexos» ceremonia que se llevó a cabo «con el mayor orden», siendo apadrinados en este acto por el acaudalado propietario Don Sebastián Pérez Lafuente y la bondadosa madre del farmacéutico Doña Josefa Carratalá. Continúa el cronista relatando la jornada diciendo que el celosísimo cura párroco, Don Manuel Ropiñan «con la generosidad que le es peculiar», invitó a su mesa a la autoridades y algunos particulares, donde se sirvió una espléndida comida durante la cual «la nunca bien ponderada banda de música de este pueblo, dirigida por Don Evaristo Bernal, nos dejó oír muchas y buenas composiciones como el preludio del Anillo de Hierro y la Retreta Austriaca que con justicia fueron muy aplaudidos por la concurrencia y por el Arzobispo».

A las dos de la tarde la comitiva arzobispal se puso en marcha acompañada “por todo el pueblo” que hizo «grandes demostraciones de cariño en pago de las gratas impresiones que se llevaba, fundadas en la sensatez y cordura de los vecinos de este pueblo que tanta grata estancia le había proporcionado». Hace un par de años estuvo otro Arzobispo en Villanueva y, ni de lejos, obtuvo tal recibimiento, los tiempos cambian.

Fotografía: el Arzobispo Don Casimiro Morcillo en Villanueva de Gállego el 17 de septiembre de 1962 con ocasión de la inauguración de la torre nueva. (Gerardo Sancho Ramo).

Carlos Urzainqui Biel, 16 de octubre de 2011

Domingo Buisán Pérez

Domingo Buisán Pérez

Según su expediente académico, Domingo Buisán Pérez era natural de Zuera, pero sus padres; Domingo y Teresa, oriundos del pueblecito de Linás de Broto (Huesca), regentaban la posada ubicada junto al camino Real en Villanueva de Gállego. Su padre debía ser hombre de ideas liberales y abiertas pues forma parte de los consistorios villanovenses durante el Sexenio, a la vez que poseedor de importantes recursos económicos que le permiten enviar a su hijo a estudiar en Madrid. 

Según su Certificación académica personal expedida por la Universidad de Zaragoza, correspondiente al curso de Bachillerato 1879-80, superó las asignaturas  de Literatura General y Española (Bien). Historia Universal (Notable). Geografía Histórica (Sobresaliente) y Derecho Romano, Político y Administrativo (Aprobado). El Curso 1881-82 ya realizará estudios universitarios en Madrid, más concretamente en la Universidad Central. Según su expediente académico, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, estuvo matriculado en Metafísica, Lengua Griega y latina. Derecho civil, Español, Político y Administrativo; obteniendo en todas ellas buenas calificaciones. 

En su curriculum queda reflejado un escrito firmado el 26 de marzo de 1884, por el que solicita la conmutación de una asignatura por la de Literatura latina. Sus mejores notas las obtuvo en Metafísica con sobresaliente los años 1882-83 y 83-84. Obtuvo el grado de Licenciado en Derecho el 26 de junio de 1885. 

El futuro sonreía al joven Domíngo, pues había encontrado “colocación” en Madrid, recién acabada la carrera, pero tuvo que volver a Villanueva ante el anuncio de que su padre agonizaba a consecuencia de la gran epidemia de cólera que asolaba el país en ese verano. Su padre sobrevivió pero él murió a los 26 años el 31 de julio de 1885. Odón de Buen en sus Memorias lo recuerda con afecto diciendo de él, que fue «una gran esperanza segada en flor» con el cual se inició en política. Seguramente asistiendo a las clases de Castelar, Salmerón, Moret y Francisco Giner de los Ríos en los primeros tiempos de la Institución Libre de Enseñanza. Pero quien seguramente influyó el ideario del jóven Buisán, fue Joaquín Costa, quien por esas mismas fechas ejerce como profesor y director del Boletín de la Institución. Y es que algo del regeneracionismo costista hay en la Sociedad de socorros mutuos Unión Villanovense, a la que su padre, Domingo, contribuyó a fundar hacia 1911, siendo sus hermanos Antonio y Manuela principales benefactores: primero entregando el inmenso solar en el que se levantó el casino de abajo y más tarde declarando heredera a esta Sociedad con la fundación del Patronato Teresa, que debía regir los arriendos de las tierras de “los Buisanes”. 

*Fotografía: Panteón de la familia Buisán en el cementerio de Villanueva de Gállego

Carlos Urzainqui Biel 7 de octubre de 2011

Fiesta del Árbol en Villanueva hacia 1916

Fiesta del Árbol en Villanueva hacia 1916

El origen de la llamada Fiesta del Árbol no deja de ser controvertido, mientras para algunos proviene del ceremonial republicano practicado durante la Revolución Francesa, para otros no deja de ser un día de concienciación cívica por la naturaleza, o al menos así se establece en un Real decreto publicado en 1904 por el que se institucionaliza esta fecha y que no ha sido derogado desde entonces, aunque sí ha sufrido diferentes modificaciones, por lo general el día del árbol coincide siempre con finales de invierno y consiste en la plantación que realizan generalmente los escolares, de tallos. En la tarde del 19 de marzo de 1916 tuvo lugar en Villanueva una de estas fiestas del árbol, tal y como recogió la prensa de la época, noticia de la que extraigo los siguientes párrafos:

"A las tres de la tarde, hora en que cesó la lluvia, nos anunciaron las campanas el principio de la fiesta, congregándose inmediatamente en la plaza los alumnos de las escuelas, acompañados de sus celosos profesores don José Olivan y doña Pilar Monzón, las autoridades, la brillante banda de música que tan acertadamente dirige don Evaristo Bernal, gran número de distinguidas personalidades que fueron invitadas y el vecindario en masa. Formóse la comitiva yendo los colegiales en dos filas, llevando el niño Manuel Gracia la bandera de su escuela mientras las niñas Teresa Querol y Teresa Morte, la bandera nacional; las demás alumnas iban provistas de caprichosos botijos y regaderas, cantando un precioso himno a la fiesta, acompañados de la música y luciendo su bonita voz infantil Magdalena Aranda".

Seguían el cortejo las autoridades locales encabezadas por su alcalde, don Mariano Morte, así como el resto de concejales y el secretario don José Martín. Acompañaban los miembros de la Junta de Primera Enseñanza; don Pascual Asso, cura ecónomo don Julián Vililla, médico titular don Álvaro Fraile y resto de autoridades así como público asistente.

LLegados al lugar de la reforestación el señor cura bendijo los arbustos, que habían de colocarse en los agujeros dispuestos al efecto y a continuación pronunció un bonito discurso en el que explicó a los más pequeños el objeto "seguramente religioso" de aquella celebración, así como el beneficio que prestan al hombre la vegetación en sus diferentes aplicaciones. El niño Antonio Morte pronunció un bonito discurso en prosa y la niña Dolores Gálvez recitó una preciosa poesía, procediéndose inmediatamente después al acto principal del evento, la plantación propiamente dicha, con cierta prisa pues existía el riesgo de que volviese la lluvia en cualquier momento y "se aguase la faena". Concluyó la ceremonia con la recitación de versos a cargo de algunos pequeños como: Daniel y Venancio Morte, Pedro Génova, Modesto París, Juan Arenas, Mariano Sarto, Luis Serrano, Mariano Gracia, Victorio Ortiz, Francisco Domenech, así como las jovencitas María Insa, Teresa Morte, Pilar París, Teresa Querol, Concepción Obedé y Teresa Pradilla, siendo tosas las poesías alusivas al día y recitadas "con muchísimo gusto", destaca el corresponsal las de Pilar París, Teresa Morte y Teresa Querol, procediendo seguidamente los escolares a regar los árboles que se les había asignado como madrinas, terminado lo cual y acompañados de la música se trasladaron a la plaza de la Constitución (actual de España) en donde se distribuyeron a los colegiales abundantes pastas y naranjas, mientras a los invitados se les obsequió en la Casa Consistorial con un refresco y al vecindario en general con un bailes popular en la plaza.

*Fotografía: alumnas de las escuelas de Villanueva de Gállego, la maestra que aparece en el centro es Pilar Monzón Barberán.

Carlos Urzainqui Biel, 25 de septiembre de 2011

Una historia de la banda

Una historia de la banda

El día seis de junio de 1915 durante una reunión ordinaria, el Pleno del Ayuntamiento de Villanueva de Gállego aprobó hacer municipal la Banda de música por cuatro votos a favor (monárquicos) y uno en contra (republicano), como justo premio «por haber llegado a ser una de las mejores en su clase» y bajo una serie de condiciones entre las que destacan las siguientes: «La banda queda obligada a asistir y tocar en misa, procesiones y a dar baile público por la tarde en las festividades siguientes; Año nuevo, Candelera, Pascua de Resurrección, Ascensión del Señor, Corpus Christi, Fiesta de las Santas Reliquias (víspera y dos días) Purísima y Pascua de Navidad». A cambio se le abonarán «cuatrocientas pesetas anuales».

Pero son tiempos convulsos; en Europa soplan vientos de guerra y en España cada día se teme más una revolución, a lo que se une un creciente anticlericalismo muy vinculado con la oposición republicana y radical. No es un mal momento para el país pero se tiene la sensación de que la riqueza no está bien repartida y mucho menos las alegrías. Dos años después de este acuerdo Evaristo Bernal, director de la banda, presenta su dimisión «por causas de salud» solicitud que le será denegada por el alcalde, al igual que el director también se darán de baja algunos músicos más aduciendo también los mismos motivos, lo que hace pensar a la Corporación en que tras esta epidemia hay algo más. En enero de 1918 la Banda y el Ayuntamiento llegan a un acuerdo por el que se modifica una condición dentro de lo establecido para su municipalización, suprimiendo la asistencia a cuatro festividades religiosas a saber; Pascua de Resurrección, Ascensión del Señor, Purísima y Pascua de Natividad. 

A propuesta de un concejal se acuerda que, con motivo de la “Fiesta del Árbol” la Banda asista al acto y «dé baile gratuitamente». Entonces se produce una curiosa reacción, los niños que han de celebrar ese año la Primera Comunión envían una “solicitud” al Ayuntamiento, por medio de sus padres claro está, para que «vaya la música el día de Pascua por cuenta del Ayuntamiento» o de lo contrario lo niños no acudirán a plantar árboles. Se acuerda dejar sobre la mesa el tema, estudiar la mencionada solicitud y aplazar la festividad del árbol. En sesión plenaria de 1 de marzo de 1918, el Ayuntamiento acuerda por unanimidad trasladar el día del árbol al 25 de ese mes y obsequiar con ese motivo «a los niños de ambas escuelas con merienda de panecillo, salchichón y naranjas».

Unos días más tarde, el 11 de abril, el Pleno municipal acuerda encargar a tres miembros de la banda, que a su vez son concejales, un reglamento interventor que rija la agrupación. Mientras tanto Evaristo Bernal, que continua al frente de la sociedad musical, decide entregar la medalla que habían obtenido en el Certamen de 1912 al Ayuntamiento. Este hecho suscita una reacción fulminante de los miembros de la música quienes, mediante un representante, reclaman que dicha medalla sea de nuevo reintegrada a la Banda. Ante este nuevo conflicto, la Corporación municipal acuerda devolver a Evaristo Bernal la mencionada condecoración y que los integrantes de la música «si se creen en algún derecho» le reclamen la medalla a su director. En definitiva “malos tiempos para la lírica” víctima seguramente, una vez más, de los intereses políticos y corporativos. 

Carlos Urzainqui Biel, 18 de septiembre de 2011

* Fotografía: Banda del Tio Evaristo hacia 1930, gentileza de Jesús Sabaté Serrano

Los hermanos Oñate

Los hermanos Oñate

Para el devenir histórico de Villanueva, tanto los Sitios de Zaragoza como la posterior ocupación francesa y resistencia tuvo una importancia trascendental. El pueblo está lleno de recuerdos, historias y leyendas muchas de ellas olvidadas, alguna de ellas como la vida de los hermanos Oñate Espinosa.

Manuel y Juan José eran hijos de Manuel Oñate Valdovinos, quien poseía el molino harinero del pueblo, y de Francisca Espinosa (natural de Ojos negros en Teruel). El mayor, Manuel, había nacido el 10 de abril de 1786 en Villanueva, ingresó en la milicia en 1806 dentro del Primer Batallón de Infantería Ligera de Aragón, ascendiendo al grado de sargento el 25 de junio de 1808, en noviembre de ese mismo año pertenecía a la tropa de los Voluntarios de Aragón.

En su hoja de servicios se dice que era hombre de valor conocido, aplicación escasa y buena conducta. Que intervino en ambos Sitios destacando en las acciones dadas en el convento de San José el 31 de diciembre de 1808, condecorándosele con una cinta encarnada al pecho, y en la acción de Campo Real el 29 de enero de 1809, defensa por la que se le confirió un escudo de honor. Al final de los Sitios fue hecho prisionero y una vez concluida la contienda fue ascendido a Teniente de Granaderos. En enero de 1819 contrae matrimonio con Manuela Gil, en la basílica del Pilar de Zaragoza.

El convento de San José se encontraba frente a iglesia de San Miguel, pero al otro lado del Huerva, defendiendo el puente del que partía el camino hacia el bajo Aragón. Belmás hace mención al combate de San José diciendo que mientras los de Napoleón realizaban trabajos de zapa, fueron descubiertos por los defensores del convento; abriéndose un fuego «bastante vivo» donde los franceses tuvieron tres bajas y cuatro heridos. Ese mismo día unos mil doscientos aragoneses salieron en avanzadilla para reconocer el terreno en lo que Belmás llama “paralela de San José” enfrentándose cuerpo a cuerpo con los invasores sin perder un palmo de terreno. Al frente de este reducto se encontraba Mariano Renovales y según Alcayde su defensa fue tan heroica como casi numantina. Por lo que respecta al huerto de Camporeal, este se encontraba en la actual plaza de los Sitios, pero de esa acción no se tienen noticias.

Un año menor que el anterior era Juan José, de él se sabe que participó en el primer Sitio y que fue licenciado el 25 de agosto de 1808. Por su preparación, era maestro arquitecto, la Junta Superior de Aragón en la resistencia le nombró comandante de una partida de guerrilleros, pero no se conocen acciones suyas. En el Archivo de Palafox se conserva un documento por el cual se manda localizar a «don Juan Josef Oñate, que siendo necesario oficiarle para asuntos concernientes del servicio, a la menor demora se lo mande al parage donde se encuentre. Zaragoza 19 de abril de 1815». El asunto en cuestión era escoltar a los franceses dispersos por el territorio, que habían huido de Francia tras el regreso de Napoleón (durante el Imperio de los cien días), y concentrarlos en la ciudad de Alcañiz.

* Fotografía: Casa del Barrio Bajo que todavía se conserva desde la época de los Sitios.

Carlos Urzainqui Biel, 8 de septiembre de 2011, día de la Virgen de Burjazud

Que viene el Negus

Que viene el Negus

Este era uno de los nombres por los que fue conocido Haile Selassie, el último emperador de Etiopía o Abisinia. Cuando su reino fue invadido por tropas italianas hacia 1935 este descendiente de Salomón y la reina de Saba comenzó a ser conocido por todo el mundo, sobre todo tras su intervención en la Sociedad de Naciones pidiendo ayuda. La crisis de Etiopía coincidió en el tiempo con nuestra Guerra Civil. En paralelo el sobrenombre de su rey “Negus” comenzó a ser temido entre el bando nacional. 

En Villanueva y por extensión en todo el bajo Gállego comenzó a llamarse de esta manera a un avión que provenía de las filas republicanas y que, de vez en cuando, bombardeaba las líneas enemigas. El ensordecedor ruido de sus motores ponía en alerta a la población civil, que huía por encontrar un refugio seguro ¡Que viene el Negus! decían. Según la historia oral villanovense se trataba de un bombardero, pero para la prensa de la época la cosa no estaba tan clara.

Según la leyenda podría tratarse de un Fokker 7, de un Dragón Rapide o simplemente de cualquier aparato que destacara en oscuro sobre el cielo, se comentaba que había pertenecido al emperador Haile Selassie y que por eso iba pintado de negro, otras fuentes indican que había sido adquirido por el Negus, pero que nunca llegó a su destino. Lo cierto es que las noticias sobre este mito de la Guerra Civil son bastante confusas. El diario ABC en su edición del domingo 18 de agosto de 1936 informa que «en el frente aragonés existe un grupo de milicianos que actúa a las órdenes de un ex legionario apodado el Negus». Tres días más tarde el mismo periódico dice lo siguiente: «esta tarde una avanzadilla de la columna de “el Negus” en servicio de observación, ha llegado hasta Zuera». El 20 de agosto la información se amplía bajo el título “Las heroicas hazañas del Negus”: «en nuestra marcha hacia Chiprana encontramos la columna de milicianos que manda un individuo apodado El Negus, este es un hombre relativamente joven, que ha pasado varios años en el Tercio extranjero y está prestando ahora importantes servicios en las avanzadas, especialmente durante la noche. En poco tiempo ha logrado recuperar de una  montaña en poder de los facciosos, más de 8.000 corderos que los fascistas intentaban llevarse a Huesca y Zaragoza. El Negus ha llevado a cabo también importantes detenciones como la de un canónigo y un fraile, cerca de Jaca». 

La Vanguardia en su edición del 28 de agosto de 1936 realiza un extenso reportaje, con fotografía incluida de “Juan Fernandez, el Negus de Tardienta” un maestro de Barcelona, enjuto, muy moreno, con barba y pelo rizado (muy similar a las fotografías de Haile Selassie en esos días). La misma rotativa informa el 23 de septiembre de 1936 que: «al capitán Rexach se le llama en Segovia el Negus» y que durante el entierro de un teniente fascista, en el que se hizo alarde de fuerzas a las afueras de la ciudad, «apareció el Negus, bajo hasta unos cincuenta metros, observó el carácter militar del desfile y entonces disparó las ametralladoras sembrando la muerte y el pánico entre los manifestantes». Este mismo diario, el 6 de octubre de 1936, recogía la muerte en combate de Manuel Alonso Sastre «alférez del Batallón de Hierro, pertenecía al arte de imprimir y al partido Comunista, se le conocía por El Negus». 

Retomando el ABC, éste periódico cita el 18 de octubre del mismo año a las llamadas escuadrillas de las Alas Rojas «en armoniosa formación que preside un avión negro, el famoso “Negus del Aire”» que marchan hacia la sierra de Alcubierre «para arrojar sobre los enemigos toneladas de pólvora» y una vez concluida la guerra, el 16 de abril de 1939, ABC vuelve a informar que «Ventura Rodríguez Anarte, comunista, capitán rojo» era en realidad el Negus, además de ayudante del Campesino. 

Como se puede apreciar la ubicuidad del Negus es total y nadie se pone de acuerdo en cuanto a la identidad del personaje. En mi opinión “el Negus” fue un mito creado por el bando republicano para simbolizar la resistencia contra el avance fascista, de la misma manera que Haile Selassie combatía contra los italianos y de paso era una forma de “premiar” el arrojo de los milicianos republicanos frente al avance rebelde. Por cierto la palabra Negus significa Regente en idioma etíope. 

* Fotografía: El Negus en acción a la altura de Perdiguera, por amabilidad de Carmen Cativiela Redondo.

Carlos Urzainqui Biel 30 de agosto de 2011

El día que los villanovenses defendieron la Cartuja de los franceses

El día que los villanovenses defendieron la Cartuja de los franceses

Por casualidad pero no exenta de constancia, como ocurre en la mayoría de las ocasiones, encontré un escrito en el Archivo Diocesano de Zaragoza, donde se hace referencia a un encontronazo ocurrido en la entonces llamada Cartuja Alta o de Aula Dei, entre vecinos de Villanueva de Gállego y tropas de Napoleón durante el primer Sitio de Zaragoza y más concretamente el 18 de julio de 1808.

Los monjes, ante los acontecimientos, habían abandonado apresuradamente el monasterio situado a orillas del rio Gállego, dejando entre sus muros todo tipo de víveres, animales, enseres y mobiliario tanto sagrado como ornamental. Enterado de esto el general Palafox, encargó a un vecino del Arrabal llamado Pedro Jaime, que reclutara una serie de personas que fueran capaces de recuperar lo que había en la Cartuja y ponerlo a salvo. Pedro ayudaba a su hermano en el oficio de tintorero y solía frecuentar Villanueva, además conocía a varios de sus vecinos por motivos laborales, pues con ellos «iba de palero cuando desbrozaba la acequia de Rabal». Por tanto no le debió resultar muy difícil reclutar unos cincuenta villanovenes dispuestos a recuperar las pertenencias que había abandonado los cartujos, antes de que cayeran en manos enemigas. Entre los vecinos de Villanueva que participaron en la expedición se encontraban entre otros el zapatero del pueblo, de nombre Joaquín Ferrer, de 37 años. El sastre, llamado Sixto Lisón, de 35 años y un vecino del pueblo que había sido fusilero y que respondía por Benito Casaus. Acompañados por ocho carros se acercaron a la Cartuja, atravesando seguramente el azud de Urdan, para recoger todo lo que habían desamparado las habitantes de la cartuja. 

Estaban en esta operación cuando apareció por el lugar una compañía compuesta por unos 150 franceses que les sorprendieron, ante tal tesitura los de Villanueva optaron por defenderse y se estableció un tiroteo entre ambas fuerzas que duró un par de horas aproximadamente, tras lo cual los invasores optaron por retirarse del sitio lo que indica que los españoles supieron defender sus pertenencias. A resultas del combate quedaron muertos en la portería del cenobio; Pedro Jaime y Benito Casaus, siendo enterrados en un rincón cercano al lugar de su fallecimiento, “debajo de una reja de la hospedería”. Mientras tanto los de Villanueva que habían sobrevivido al embate, lograban salir con los carros llenos de víveres hacia Zaragoza, donde lograron entrar con la consiguiente alegría general.

En el registro de defunciones que se conserva en la parroquia de Villanueva de Gállego aparecen enterrados el día 18 de julio de ese año: Claudio Mesa, de cuarenta y dos años, casado con Juana Lostao y padre de dos hijos. El cura escribe que «no recibió ningún sacramento porque no dio lugar a ello su imprevisto accidente» al igual que el fallecido ese mismo día en la Torre del Conde de Faura (Lindar) muy próxima a la Cartuja, el vecino de Zaragoza Juan Pérez, de 56 años. Muertos seguramente a consecuencia del combate con los franceses.

Carlos Urzainqui Biel 22 de agosto de 2011

Italianos en Villanueva

Italianos en Villanueva

Me he reencontrado una vez más con Dimas Vaquero Peláez, en esta ocasión con motivo de la salida de su último libro sobre Italianos en nuestra Guerra Civil que se titula Aragón con camisa negra y en el que escribe sobre los soldados enviados por Mussolini, un apartado de la obra está dedicado al acuartelamiento de Villanueva de Gállego. Quisiera agradecer que cite una historia que le conté en su día y que me trasmitieron mis abuelos. Ellos, como muchas otras familias villanovenses, fueron obligados a recoger en sus casas a tropas italianas. En la suya se encontraba la estafeta de correos y oficina de transmisiones. Mi abuelo siempre contaba esta circunstancia divertido, debido a la contrariedad que suponía el guardar el secreto de las comunicaciones con el bando nacional, en casa de un republicano. Mi abuela contaba como pusieron a su disposición una máquina de hacer espaguetis y fideos, algo poco usual entonces en España. En cierta ocasión apareció un oficial de alto rango llamado Eugenio Pacelli, ese día agasajaron al militar con honores casi de general y con una espléndida comida, librando a mi abuela del trabajo de prepararla. (Pacelli resultó ser sobrino del entonces Secretario de Estado del Vaticano y luego Pontífice bajo el nombre de Pío XII). Alguien advirtió a uno de los militares alojados en casa, que mis abuelos eran “rojos” a lo que éste le respondió ¡deme muchos rojos así y no azules como usted!

Carmen Casalé me contaba que algunos llevaban una cruz a la espalda, símbolo de que eran castigados. Según Dimas esta característica le parece un poco rara, pues fueron muchos los que vinieron sacados de los penales para aliviar la alta densidad de encarcelados que había en Italia. Para él, este era el distintivo de los Dragones de la muerte de Palma de Mallorca. Carmen tiene un buen recuerdo de ellos «se portaron muy bien, yo era pequeñica y siempre jugaban conmigo, me llamaban Carmencita, en cuanto tenían galletas las primeras eran para mí y también me daban arroz con leche». Recuerda que se llamaba Pedro y años después volvió a verles, pero estaban en Francia exiliados. Un tío mío que se llama Enrique Lisón Sacacia me contaba cómo, de chaval, compartían desayuno los chicos del pueblo con la tropa.

En el llamado “Almacén de Barluenga” que se encuentra frente a la iglesia parroquial, todavía se conservan pintadas alusivas a esta presencia militar italiana en el pueblo. Entre las inscripciones se encuentran consignas como la famosa “Credere, obedecere, cambatere” o “Chi si ferma e perduto” que se puede traducir como “El que se para pierde” pero de la que los villanoveses han realizado interpretaciones más chuscas como “si enfermas estás perdido” en alusión al hospital que había en el pueblo, pero no en esa nave sino en el antiguo casino Republicano y en cuyos jardines hubo un cementerio provisional. Otra interpretación muy popular era “Si frenas estás perdido” un recuerdo socarrón a la batalla de Guadalajara. También existe un grafiti muy curioso con la firma de Mussolini y se conservan dos interesantes escudos. El uno alusivo a la Casa de Saboya en el que puede leerse “Salute al Re” y el otro con un águila en el centro a cuyo alrededor puede leerse “División XXIII de marzo”. Había alguna más evocadora a la Alemania nazi pero parece ser fueron borradas en su momento. También existían abundantes inscripciones en una caseta que albergaba una tajadera junto a la torre de Guallart pero esas también han desaparecido.

La presencia italiana fue importante y un ejemplo de ello es la multitud de tropa acantonada en las torres como Guallart, Comercio, Bayle, etc., había villanovenses que se dedicaban a recorrer estas casas de campo vendiendo productos de la huerta o vino a los soldados. En líneas generales el recuerdo de los italianos es positivo sobre todo entre los que eran niños durante la Guerra, muchas familias siguieron manteniendo contacto durante años con los militares que habían estado en sus casas. Sobre todo Matilde Morte que fue madrina de guerra de Virginio Fornasari y por quien intercedió estando prisionero nada menos que en la India, tras la II Guerra mundial. Hace unos años a una señora ya mayor le oí pronunciar algunas palabras en italiano, le pregunté ¿porqué las sabía? y ella me contestó enigmáticamente y no exenta de picardía.

No obstante existieron algunos roces e incidentes inconexos o aislados como el que le sucedió a Segundo Longás, propietario de un bar llamado “Pavonni” junto a la Torre mudéjar. Un militar italiano le obligó a cambiar el nombre del establecimiento por el de “España” ya que lo consideró ofensivo hacia un oficial superior suyo que tenía ese mismo apellido, sin reparar que la denominación del bar correspondía a la marca de la cafetera del mismo. Seguramente le movió a realizar esta acción el haber sido informado de que en ese lugar se reunían los “republicanos” del pueblo.

* Fotografía (Dimas Vaquero): Firma de Mussolini que se conserva en el mencionado almacén de Barluenga.

Carlos Urzainqui Biel, 12 de agosto de 2011

Las Santas Reliquias de los Santos

Las Santas Reliquias de los Santos

Las primeras menciones textuales sobre las Santas Reliquias en Villanueva se remontan a principios del siglo XVII, ya por entonces se celebraban el segundo domingo de septiembre. En otro documento parroquial fechado por esa época, la festividad solía coincidir con el domingo siguiente a la festividad de San Mateo, es decir el 21 de ese mismo mes y que generalmente corresponde con el último de septiembre. No era el único día en que se exponían a la veneración popular, también se hacía por Santa Águeda (existe un resto de ella en el Relicario) y por Todos los Santos. 

Hasta mediados del siglo XIX las Santas Reliquias compartían patronazgo villanovense con Santa Ana. Mientras la fiesta correspondiente a la madre de la Virgen se sufragaba con los Bienes de Propios (tienda, molino, carnicería, horno, etc.) las Santas Reliquias se celebraban gracias a las recaudaciones provenientes del monte de la Sarda (es decir los Bienes Comunales). Tras la Desamortización de 1856 el Ayuntamiento se quedó sin Bienes Propios y por tanto sin dinero para pagar Santa Ana. Mientras que la conservación del patrimonio territorial adquiría importancia tras la segregación de Zaragoza y sobre todo con la lucha por mantener la Sarda como municipal. Por tanto, que con los beneficios de ese monte se celebraran las Fiestas mayores, pasó a ser todo un símbolo de manifestación local. Hasta hace unos años las vaquillas eran sufragadas con el dinero proveniente de las contribuciones municipales correspondientes al monte (desconozco si todavía se viene haciendo). 

En el año 1897 dos periódicos de la región “La Derecha” y “El Diario de Avisos” se hicieron eco de las Fiestas en Villanueva que se celebraron entre el 25 y el 27 de septiembre. “Dieron comienzo las fiestas con asistencia numerosísima de Zaragoza y pueblos inmediatos”. La víspera, es decir el sábado 25 a las ocho de la noche, «el sonido de la campana anunciaba la clásica hoguera en la plaza de la Constitución» (actual España) «a cuyo alrededor y merced a sus luminosos rayos de luz viva y brillante, se distinguían infinidad de seres angelicales que llenos del mayor júbilo y alegría y dejando entrever sus lindas facciones y correctísimas formas, acudían presurosas a rendir el mayor tributo posible a Terpsícore, viéndose muy pronto colmados sus deseos ante la presencia de la banda de música que no tardó mucho tiempo en dejar oír en sus notas armoniosas y al compás de sus acordes, veían se bullir multitud de parejas que llenaban la plaza en cuyo sitio, todo ha sido animación y alegría durante tres noches consecutivas». 

El “Domingo de las Fiestas” se celebró la procesión y una gran misa de terno, a cuyos actos concurrió el Ayuntamiento en pleno. El entonces párroco del pueblo Don Manuel Ropiñán, «pronunció un elocuentísimo sermón donde puso de manifiesto no solo sus grandes dotes de oratoria sagrada sino poder de convicción, por lo que dio lugar a que fuera muy elogiado por tan numerosa concurrencia a estos actos religiosos». Por la tarde a las seis, se cantó por las calles del pueblo un magnífico Rosario por la banda de música y presidido por la misma Corporación. El corresponsal menciona la especial intervención de la banda musical de Villanueva en los actos religiosos interpretando «maravillosamente la bonita misa del maestro Bordese los días 26 y 27». «La no menos linda de Amezaga ¡qué encantadoras las piezas del Ofertorio! ¡Qué solos de cornetín! en la noche del 26 durante rosario general, cantado por los músicos».

Al día siguiente (lunes 27) se celebraron a las tres de la tarde «magníficas y bien organizadas corridas de pollos, donde probaron varios aficionados en ligereza y resistencia» acompañando el espectáculo la banda de música de Villanueva la cual «una vez terminadas las corridas y en medio del mayor orden se trasladaron inmediatamente a la plaza pública, donde los aficionados a la danza pudieron solazarse hasta las siete» hora en que fue interrumpido el baile para reanudarlo nuevamente por la noche.

Llama la atención la inexistencia entre los actos de las inevitables, en la actualidad “vaquillas”. Esto es debido a que antiguamente su coste era elevado y si ese año no había sido bueno, no se podía hacer frente al gasto que suponía mantener el ganado en el pueblo. Por tanto el hecho de que hubiera o no vaquillas dependía del resultado de la actividad económica a lo largo de ese año y constituye un síntoma de que hubiera sido bueno o no.

Quisiera dar las gracias a Lorenzo Ortega Lisón a su madre y hermana, que amablemente me cedieron esta impresionante fotografía, correspondiente a la procesión de las Santas Reliquias hacia 1944. Todo un documento que merece ser publicado con ocasión de la entrada número 50 en este blog. Gracias NdV. y felices Fiestas.

Carlos Urzainqui Biel 28 de julio de 2011