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Historia del Dance

Historia del Dance

Los dances, representaciones de moros y cristianos o del mal contra el bien, tienen sus antecedentes en las mudanzas de la Edad media y en los autos sacramentales del Barroco. Es precisamente en este último período cuando adquieren muchas características que han poseído hasta hace unos años y que los hacen actuales. El Dance y más concretamente el rito que rodea a esta representación, no es sino una forma de control social, desde el poder que representaba la Iglesia, así como adoctrinamiento moral. No obstante estas manifestaciones tradicionales se representaban ante el Santo patrón o en las Fiestas mayores de la localidad es decir, cuando mayor era la afluencia de fieles a los actos religiosos y populares. Todavía se recuerdan en Villanueva los llamados “dichos” del Dance, estribillos dirigidos generalmente a hombres y en los que se ponía en evidencia su forma de ser, comportarse o simplemente sus defectos o virtudes:

“Fuiste a festejar,

y te dieron tal calabazón,

que bajaste pol Puente ancho,

Cantando el Kirieleison”

Parece ser que estos versos iban dirigidos en especial a personas jóvenes o a los “quintos” que ese año marchaban al servicio militar, quisiera añadir que se trata de pequeñas piezas literarias que reflejan además el pueblo, las costumbres y la sociedad de su época. En el programa de fiestas en honor a las Santas Reliquias correspondiente al año 1872 se cita la “Llega” y “los danzantes”. Más detallado es el correspondiente a 1908 donde se habla de ellos en al menos dos ocasiones:

1º Día: Función religiosa, dance y baile, mañana y tarde

2º Día: Dance y baile en la plaza, mañana y tarde.

3º Día: Vaquillas, mañana y tarde. Bailes por la noche.

4º Día: Corrida de pollos y baile por la tarde y noche.

Se acuerda también comprar ocho roscones para los que lleven las peanas y subvencionar a los músicos con la cantidad de ciento sesenta pesetas, los cuales vienen obligándose a tocar desde la víspera hasta el cuarto día por la tarde, asistiendo a la misa, procesión y rosario para dar mayor realce a los actos. Estableciendo lo que se ha de dar a los corredores como viene sucediendo de costumbre inveterada; al ganador 7 ptas. con 50 cts., al segundo 5 ptas. y al tercero 2 ptas. con 50 cts. «Haciéndose a continuación otra corrida de pequeños dando al primero tres pesetas, al segundo dos y al tercero una» (éstas carreras solían ser de entalegados). «Así mismo se acordó que se avise a vecinal para retirar las piedras del camino del Prado y que se cite a los casados para que el viernes próximo limpien las calles de la población como costumbre de siempre».

No se sabe a ciencia cierta qué año fue el último en que se representó, aunque parece ser que fue hacia los años veinte del siglo pasado. Si se conoce que había un mayoral, un rabadán, un demonio, un ángel, un capitán moro y otro cristiano, así como ocho ejecutantes. Poco más queda de aquel tradicional "paloteao" que los célebres dichos que se recitaban el último día de las Fiestas y que eran esperados por toda la población. También se conservan algunas partituras pero parece que éstas son de los años cincuenta.

La fotografía que me ha cedido Eva Gaspar Esteban corresponde a los quintos de 1930, en ella aparecen algunos integrantes de la comparsa con la cara pintada, a modo de "mascaruta", es posible que sea una reminiscencia del Dance y que en esta representación algunos de sus integrantes aparecieran de esta manera representando el bien o el mal.

Carlos Urzainqui Biel 29 de febrero de 2012.

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