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El día que los villanovenses defendieron la Cartuja de los franceses

El día que los villanovenses defendieron la Cartuja de los franceses

Por casualidad pero no exenta de constancia, como ocurre en la mayoría de las ocasiones, encontré un escrito en el Archivo Diocesano de Zaragoza, donde se hace referencia a un encontronazo ocurrido en la entonces llamada Cartuja Alta o de Aula Dei, entre vecinos de Villanueva de Gállego y tropas de Napoleón durante el primer Sitio de Zaragoza y más concretamente el 18 de julio de 1808.

Los monjes, ante los acontecimientos, habían abandonado apresuradamente el monasterio situado a orillas del rio Gállego, dejando entre sus muros todo tipo de víveres, animales, enseres y mobiliario tanto sagrado como ornamental. Enterado de esto el general Palafox, encargó a un vecino del Arrabal llamado Pedro Jaime, que reclutara una serie de personas que fueran capaces de recuperar lo que había en la Cartuja y ponerlo a salvo. Pedro ayudaba a su hermano en el oficio de tintorero y solía frecuentar Villanueva, además conocía a varios de sus vecinos por motivos laborales, pues con ellos «iba de palero cuando desbrozaba la acequia de Rabal». Por tanto no le debió resultar muy difícil reclutar unos cincuenta villanovenes dispuestos a recuperar las pertenencias que había abandonado los cartujos, antes de que cayeran en manos enemigas. Entre los vecinos de Villanueva que participaron en la expedición se encontraban entre otros el zapatero del pueblo, de nombre Joaquín Ferrer, de 37 años. El sastre, llamado Sixto Lisón, de 35 años y un vecino del pueblo que había sido fusilero y que respondía por Benito Casaus. Acompañados por ocho carros se acercaron a la Cartuja, atravesando seguramente el azud de Urdan, para recoger todo lo que habían desamparado las habitantes de la cartuja. 

Estaban en esta operación cuando apareció por el lugar una compañía compuesta por unos 150 franceses que les sorprendieron, ante tal tesitura los de Villanueva optaron por defenderse y se estableció un tiroteo entre ambas fuerzas que duró un par de horas aproximadamente, tras lo cual los invasores optaron por retirarse del sitio lo que indica que los españoles supieron defender sus pertenencias. A resultas del combate quedaron muertos en la portería del cenobio; Pedro Jaime y Benito Casaus, siendo enterrados en un rincón cercano al lugar de su fallecimiento, “debajo de una reja de la hospedería”. Mientras tanto los de Villanueva que habían sobrevivido al embate, lograban salir con los carros llenos de víveres hacia Zaragoza, donde lograron entrar con la consiguiente alegría general.

En el registro de defunciones que se conserva en la parroquia de Villanueva de Gállego aparecen enterrados el día 18 de julio de ese año: Claudio Mesa, de cuarenta y dos años, casado con Juana Lostao y padre de dos hijos. El cura escribe que «no recibió ningún sacramento porque no dio lugar a ello su imprevisto accidente» al igual que el fallecido ese mismo día en la Torre del Conde de Faura (Lindar) muy próxima a la Cartuja, el vecino de Zaragoza Juan Pérez, de 56 años. Muertos seguramente a consecuencia del combate con los franceses.

Carlos Urzainqui Biel 22 de agosto de 2011

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