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Noticias de Villanueva de Gállego

El motín de la Güera

El motín de la Güera

A mediados del siglo XIX se construyó una “güera” o rambla en el monte de Villanueva de Gállego, para desviar el agua que bajaba por la Val y que no pudo remediar la tremenda inundación que se produjo en verano 1923.Para evitar posteriores desastres se amplió este desagüe con una mota de tierra que desviara en lo posible las aguas hacia la Sarda. El problema es que este caudal se orientaba hacia el barranco de San Miguel y de ahí a la vecina San Juan de Mozarrifar (muy afectada también por las inundaciones de ese mismo año). Se quejaron los vecinos de este barrio zaragozano, y algún terrateniente del lugar, al Gobernador Civil de la provincia, quién remitió una orden al Ayuntamiento de Villanueva, tras los informes pertinentes,con el fin de que derribaranla veta ampliada.El consistorio villanovense se reunió en pleno extraordinario el 17 de agosto de 1926 para informar de la situación al vecindario, ya que éste debia colaborar en su soterramiento por medio de trabajos “vecinales” a partir del 20 de ese més, so pena de intervención del orden público.

El sábado 21 de agosto el muro de tierra permanecía en su sitio, mientras los villanovenses se negaban a realizar esta labor que ponía en riesgo su casco urbano. Esa tarde, mientras varias personas se encontraban congradas en la plaza de la Constitución, la Guardia civil hizo acto de presencia en el pueblo a caballo, rodeando a los reunidos. Entre los heridos por golpe de sable estuvo un señor al que abrieron una brecha en la cabeza, aunque sin sufrir graves contusiones. Su nombre era Pascual Arroyo y bajaba junto con su mujer a la concentración de la plaza. La esposa al ver a su marido herido se concaró con el Civil, al que si parece ser agredió llegando incluso a desmontarlo del caballo (al menos eso cuenta la leyenda). Elena Porta, que vivió aquellos sucesos siendo una niña, me contaba que en la herrería del “tío Lamana” que se encontraba situada en la plaza, junto a la torre vieja, la gente se escondía tras las trilladoras lanzando piedras y otros objetos a los civiles, quienes no podían llegar con sus espadas a los agresores. Ante la avalancha la gente se subió a los tejados y comenzó a tirar piedras a los guardias, en definitiva toda una revuelta popular que todavía es recordada en la población.

Lo acaecido ese día en Villanueva traspasó las fronteras locales y regionales, haciéndose éco la prensa nacional (ABC, La Vanguardia, entre otros). De los diarios regionales,La Voz de Aragón de filiación republicana, resaltó la existencia de tres heridos y varios contusos, así como la presencia de un delegado del Gobernador civil para «aquietar los ánimos y añadir que lo que se había de demoler era tan solo una parte añadida hacía poco». Según los villanovenses dicha güera había existido “desde tiempo inmemorial”. Restablecida la normalidad, la Guardia civil abandonó el pueblo que había tenido “ocupado” durante unas horas.

El Gobernador tuvo que dar explicaciones diciendo que había hablado con el alcalde y concejales para que tranquilizaran al pueblo y se fijara la fecha de la demolición, ante lo cual «aumentó la efervescencia, notificándome que era necesaria la fuerza de la Guardia civil, pues se oponían los vecinos». El Noticiero (diario católico) Hace responsable directo de lo ocurrido al Gobernador quien explica: «Dispuse que inmediatamente se cumplieran mis órdenes y al jefe de la Comandancia para que concentrara unas parejas de la Caballería y otras de Infantería, por si fueran necesarias; además mandé a Villanueva la comandante Garalena, muy querido en dicho pueblo, para apaciguar los ánimos y hacer entender que el gobenrador ni puede ordenar nada perjudicial al pueblo, ni consentir la menor desobediencia a las órdenes de su autoridad». Concluyendo el vecindario por “colaborar” en el derribo de una parte de la rambla y no toda.Todavía hoy se puede visitar esta obra comunal que tiene una longitud de unos quinientos metros y llega a medir una altitud de tres.

Estas noticias alteraron todavía más a los villanovenses, quienes acusaron al Ayuntamiento de lo sucedido en la tarde de ese sábado de agosto e incluso se llegaron a cantar coplillas alusivas al asunto, ante lo cual no quedó más remedio al Pleno que presentar su dimisión. Siendo sustituido el Ayuntamiento por orden gubernativa en los primeros días de septiembre de ese mismo año.

La fotografía no es de muy buena calidad, pero fue obtenida por Heraldo de Aragón durante las Fiestras patronales de ese año en la misma plaza donde se habían producido los sucesos y puede muy bien ilustrar el ambiente existente el día de la revuelta.

Carlos Urzainqui Biel, 10 de abril de 2011

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